Al ver al viejo con la cara triste y cansada, se sintió culpable. Entonces recogió ramas y hojas secas, encendió una fogata y se lanzó dentro para ofrecerse a sí misma como alimento. El viejo, conmovido ante el trágico sacrificio del pobre animal, reveló su verdadera identidad. Era una deidad de gran poder que recogió los restos de la liebre y los enterró en la luna como monumento a su gesto de solidaridad. Es una historia de sacrificio y entrega que forma parte de la cultura japonesa. Como nota curiosa, después de narrarla suele explicarse, principalmente a los niños, que los conejos saltan tratando de alcanzar a su héroe que descansa en la lunaAsí que este video es una manera simbólica de representarlo."
Fuente: Vision Japón 360
Cada persona ve lo que ve porque crea su propia realidad. Aunque compartimos cosas comunes poniéndonos de acuerdo con cierta complicidad, en realidad, la realidad no es la misma para nadie.
Alguien que ve un conejo en la Luna en vez de una cara u otra cosa, lo ha explicado así...
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